¿Qué le agrada más al Señor: que se le ofrezcan holocaustos y sacrificios, o que se obedezca lo que él dice? El obedecer vale más que el sacrificio.
1 Samuel 15:22, NVI
El 20 de octubre de 1961 se instaló una máquina expendedora de flores en la Terminal Grand Central de Nueva York. Suena bien, pero no creo que las flores estuvieran en muy buen estado. Además, sacar flores de una máquina suena muy cursi.
Es increíble todo lo que hacemos con las flores: las usamos para celebrar dedicaciones de bebés, graduaciones, banquetes, citas, compromisos, bodas, aniversarios… Vamos por la vida tratando de hacer lo correcto por el motivo correcto, pero a veces hacemos las cosas solo por el espectáculo, o porque parece que es lo se espera que hagamos en ese momento.
No podemos permitirnos hacer las cosas a medias. Por ejemplo, si vas a regalarle flores a una novia o para el Día de la Madre, es mejor no ir a lo barato. Mejor no comprarlas a un tipo que vende ramos marchitos en la calle; no si quieres impresionar a alguien. O piensa en las flores para un funeral.
Si compras un ramo muy barato, la familia del difunto pensará que eso es todo lo que vale en su momento de dolor. En realidad, la persona fallecida probablemente habría preferido recibir flores cuando estaba viva. Un viejo poema lo dice Perfectamente: «Prefiero tener una flor ahora, que un camión lleno de flores cuando haya muerto».
Cuando el rey Saúl puso excusas para desobedecer el mandato de Dios en su batalla con los amalecitas, el profeta Samuel lo regañó por pensar que los sacrificios eran más importantes que la obediencia. Dios también quiere que le demos lo mejor de nosotros mismos, quiere ser importante en nuestras vidas.
Pero a veces hacemos las cosas por razones equivocadas, como por ejemplo creer que hacer sacrificios o tener rituales es más importante que obedecer a Dios. Dios dijo que los sacrificios son importantes, pero prefiere que dejemos de cometer tantos errores una y otra vez.
Las confesiones son bonitas, pero como las flores para una novia, serían más impresionantes si no se ofrecieran para pagar por nuestros errores.