Versículo para hoy:
El Señor es mi pastor; nada me falta.
Salmos 23:1
¡BEEE, BEEE, BEEE!, balan las ovejitas al estar en el campo. Son tan dóciles, que cualquier niño puede tocarlas y sentir su lana esponjosita y suave. Cuando se les corta quedan tan delgadas, que necesitan de abrigo y protección.
Se alimentan de hierbas, avena y otra clase de cereal. Sus patitas son tan finas y con tan poca fuerza, que casi no las flexionan; por eso no pueden trepar y necesitan que se les cargue y se les cuide. Como son temerosas, no les gusta andar lejos de su pastor, porque si se pierden no saben cómo regresar con él. Además, cualquier estruendo ¡las asusta!
En la Biblia se menciona que Jesús es nuestro buen pastor y nosotros somos sus ovejas. Cuando una ovejita se pierde, él la busca hasta encontrarla y con mucho amor la cura, le da abrigo y la carga en sus hombros. El salmo 23 afirma que podemos dormir tranquilos sabiendo que él nos cuida, nos da alimento, nos consuela cuando estamos tristes y nos imparte de justicia.
Pero, sobre todo, cuando tenemos mucho miedo o estamos muy enfermos, él está ahí con nosotros para animarnos a seguir adelante. No olvides que Jesús te trata con amor y misericordia, siempre cuidándote. Él desea que vivas por siempre a su lado, porque eres su «ovejita».
Oración: Querido Jesús, sé siempre mi buen pastor, porque contigo todo es tranquilidad y amor. Amén.