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La alegría de compartir

Todos los días iban al templo […], y compartían la comida con cariño y alegría.

Hechos 2: 46, TLA.

Mira la imagen, ¿qué ves? Hay personas entregando comida y ropa a los necesitados, y ayudando a otros. Esta es la iglesia primitiva.

La iglesia primitiva fueron las primeras personas que aceptaron a Jesús. Qué contentos están, ¿verdad? ¿Sabes por qué? Porque Jesús les enseñó que la alegría está en las personas que, como aman a Dios, comparten con los demás y los ayudan.

Cuando ellos iban a la iglesia, no solo llevaban su comida, también preparaban almuerzo para las personas que no tenían. Ellos tomaban las ropas o zapatos que tenían en sus casas y se los daban a las personas que estaban descalzas o que les faltaba ropa.

¿Disfrutas mucho cuando vas a la iglesia? Imagina que un día llegas a la iglesia y encuentras a un niño que está triste porque no desayunó. ¿Podrías tú estar feliz viendo que hay un niño que está triste porque tiene hambre?

Para que tú estés feliz, el otro niño tiene que estar feliz también. Por eso, si le das de tu comida, podrás sonreír con él. Cuando compartes con otro, Dios pone alegría en ti. Y Jesús se siente feliz cuando los ve contentos a ustedes.

Jesús, quiero sentir la alegría de compartir. Ayúdame a hacerlo siempre.

Actividad: Junto a tus padres, habla con el pastor para organizar un día en que los miembros de la iglesia compartan alimentos o ropa con personas necesitadas.

Dileisi Alimaris Pacheco es psicóloga clínica. Trabajó durante mucho tiempo con niños que tienen diversidad funcional. Le encanta trabajar con los niños de la iglesia. Actualmente colabora en el Grupo de Trabajo de Psicología y Discapacidad del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña, España.