Y yo le pediré al Padre que les mande otro Defensor, el Espíritu de la verdad, para que esté siempre con ustedes. Los que son del mundo no lo pueden recibir, porque no lo ven ni lo conocen; pero ustedes lo conocen, porque él permanece con ustedes y estará en ustedes.
Juan 14:16, 17
¿Sabías que la voz de la madre tiene el mismo efecto que un abrazo y es capaz de calmar a los niños? Así lo demostró un estudio realizado por la Universidad de Chicago.
Los científicos creen que al escuchar la voz de nuestra madre, incluso por teléfono, el cerebro recibe estímulos similares a los que se envían durante un abrazo. Esto significa que, aunque sea a la distancia, la voz de las madres tiene un efecto acogedor y reconfortante.
Esto está en la Biblia: Dios nos envió un Consolador para calmarnos, consolarnos y hacernos sentir más cerca del Padre. El Espíritu Santo es capaz de acogernos cuando lo necesitamos, para que nunca estemos solos.
Como el tierno abrazo de una madre, el Espíritu Santo nos hace sentir en los brazos de Dios. Él puede calmar tu corazón hoy. Pase lo que pase, recuerda que nunca estás solo.
¿Quieres sentirte abrazado? Solo tienes que pedirlo.