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El engaño de los gabaonitas

No mientan. No se engañen unos a otros.

Levítico 19: 11, TLA.

Mira estos hombres de la imagen. ¿Cómo se ven? Sí, sus ropas están rotas y sucias, y sus sandalias son viejas; parece que han caminado mucho. ¿Crees que son pobres? Eso pensó Josué cuando los vio.

En realidad, ellos son de una ciudad llamada Gabaón. Y cuando escucharon que el pueblo de Israel era poderoso y que Dios estaba con ellos, sintieron miedo, por eso se pusieron ropas viejas y fueron a ver al líder de Israel: Josué.

Le dijeron que venían de un lugar lejano porque querían ser sus amigos. Josué y los israelitas los recibieron con amor. Les dieron alimentos y ropa. Pero después de algunos días, descubrieron que los gabaonitas los habían engañado. La verdad era que aquellos hombres eran sus vecinos, no venían de lejos. Dios perdonó a los gabaonitas porque se arrepintieron.

Algunos niños engañan a sus padres, haciéndoles creer que están enfermos para no ir a la escuela, cuando en realidad están bien. Otros niños engañan a sus maestros, haciéndoles creer que hicieron las tareas cuando se las hizo otra persona.

Otros engañan a sus compañeros mientras juegan, porque lo único que quieren es ganar. Pero ¿sabes? A Dios no le gusta el engaño. Él quiere que digas siempre la verdad.

Querido Dios, quiero ser sincero y no engañar a los demás.

Actividad: Presenten dos ejemplos de acciones que muestren engaño. Luego comenten cómo se sienten las personas que son engañadas y por qué no debemos engañar.

Dileisi Alimaris Pacheco es psicóloga clínica. Trabajó durante mucho tiempo con niños que tienen diversidad funcional. Le encanta trabajar con los niños de la iglesia. Actualmente colabora en el Grupo de Trabajo de Psicología y Discapacidad del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña, España.