No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová.
Jeremías 1:8
Charles Marsh nos cuenta un episodio poco conocido de la vida de Martin Luther King Jr. En enero de 1956, tras una ardua agenda de reuniones, King regresó a casa cerca de la medianoche. Cuando estaba a punto de irse a la cama, recibió una llamada amenazante.
No era nada nuevo, él recibía diariamente entre 30 y 40 llamadas como esa. No obstante, por más que lo intentó, no pudo dormir después. Así que se levantó, fue a la cocina y comenzó a clamar delante de la presencia divina. “Allí, en su cocina, en medio de la noche, cuando ya se habían agotado sus fuerzas, King tuvo un encuentro con el Cristo viviente”.
Al recordar ese momento dijo: “Escuché la voz de Jesús diciendo que todavía nos toca seguir luchando. Prometió nunca dejarme, nunca dejarme solo”. Aquella fría noche en Alabama, “la voz de Jesús resultó más convincente que la voz amenazadora del interlocutor anónimo.
La voz de Jesús le dio el valor para seguir adelante durante el turbulento año de 1956, hasta el final victorioso del boicot de autobuses de Montgomery. Más que eso, le dio una visión para el ministerio que lo impulsaría por el resto de su vida”.113
Quizá nosotros no tengamos una obra tan trascendental como la que realizó Martin Luther King Jr.; sin embargo, lo cierto es que cada uno batalla contra algo que nos intimida, que nos hace temblar de miedo, que nos suscita dudas respecto a si hemos de continuar avanzando o no. Cuando el profeta Jeremías sentía que la carga que llevaba sobre sus hombros era demasiado pesada, Dios le prometió: “No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte” (Jer. 1:8).
Resulta significativo que se use aquí el pronombre “ellos”, porque nos permite sustituirlo por nuestros propios temores. Sea lo que fuere tan amenazador que nos desvela, Dios está contigo, no temas.
El Señor le volvió a reiterar la promesa a Jeremías: “Pelearán contra ti, pero no te vencerán, porque yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte” (1:19). Y lo mismo vuelve a decir en Jeremías 15:20, pero añadiendo: “Estoy contigo para defenderte”.
Tres veces se le repite al profeta: “Yo estoy contigo”. Esa promesa que fortaleció a Jeremías y a Martin Luther King Jr. también nos fortalecerá a cada uno de nosotros.
113 Charles Marsh y John M. Perkins, Welcoming Justice (Downers Grove, Illinois: IVP Books, 2009), pp. 24, 25.