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¡Sé Siempre Agradecido!

Vengan a las puertas y a los atrios de su templo con himnos de alabanza y gratitud. ¡Denle gracias, bendigan su nombre!

Salmo 100: 4

Materiales:

  • Papel y lápiz.
  • Cinta para tapar la boca.

Mamá está tratando de decirte algo, pero solo mueve los labios. ¿Puedes entenderla? ¡Qué difícil! Así les sucede a las personas que tienen discapacidad auditiva: como no pueden escuchar lo que les dicen, a veces les cuesta mucho entender.

Ahora papá te pondrá una cinta en la boca y tú vas a decir: «¡Buenos días!». ¡Uf! No he podido entender. Esto les pasa a las personas que tienen discapacidad del habla: no pueden articular palabras tan bien como otros.

Había una vez un hombre que no podía oír, y cuando hablaba lo hacía con dificultad. Era sordo y mudo. Un día, sus amigos fueron a Jesús, y le pidieron que lo sanara. Jesús puso sus dedos en los oídos del hombre, tocó la lengua con saliva y luego, mirando al cielo, dijo: «¡Ábrete!». En ese instante, el hombre pudo escuchar y hablar perfectamente.

Jesús le pidió que no le dijera a nadie lo que acababa de suceder, pero el hombre estaba tan agradecido que salió corriendo a contarles a todos que Jesús lo había sanado. Jesús se alegra cuando tú les cuentas a tus amigos y familiares cómo él cuida de ti. Háblales a todos del amor de Jesús.

Querido Jesús, gracias por las bendiciones que me das cada día.

Actividad: Haz una lista de cosas que Jesús ha hecho por ti; enséñasela a tus amigos.

Dileisi Alimaris Pacheco es psicóloga clínica. Trabajó durante mucho tiempo con niños que tienen diversidad funcional. Le encanta trabajar con los niños de la iglesia. Actualmente colabora en el Grupo de Trabajo de Psicología y Discapacidad del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña, España.