Pero los que me hagan caso vivirán tranquilos y en paz, y no tendrán miedo del mal.
Proverbios 1:33, TLA.
En el capítulo 1 del libro de los Proverbios, la sabiduría aparece personificada, clamando por las calles, invitándonos a apartarnos de la insensatez. Habiendo definido previamente la sabiduría como “el temor de Jehová”, Salomón nos invita a elegir y elegir bien:
¿Viviremos respetando a Dios, o viviremos con insensatez? ¿Qué eliges tú? Dios te guía y muestra el camino correcto pero la decisión es tuya: sigues sus instrucciones o eliges tu propio camino.
En una ocasión mi hija mayor iba manejando. Necesitaba cruzar una intersección, pero el auto que iba delante no avanzaba, y ella se impacientó. Le hice notar que era un vehículo de entrenamiento, y que el aprendiz seguía las instrucciones de su maestro, y le recordé su propia falta de experiencia cuando la enseñé a manejar.
La vida cristiana es similar: sigue la voz de Dios, aunque a veces no tenga sentido para ti. Es la obediencia a su Palabra lo que te permite vivir confiada y sin miedo.
Les ruego, por amor de Cristo, que anden en la luz.
Sometan su voluntad a la voluntad de Dios… Sigan el camino del Señor, pues no tendrán paz en la transgresión. Con su mala conducta desacreditan a sus padres y deshonran la religión de Cristo.
Recuerden que en los libros del cielo se lleva un informe de su vida, que será abierto ante el universo reunido. ¡Piensen qué vergüenza, qué remordimiento sentirán si les llega a tocar la desgraciada suerte de perder la vida eterna! “Si respondéis a mi reprensión, derramaré mi Espíritu sobre vosotros, y os haré saber mis palabras” (Prov. 1:23).
Hermanos míos, si no aprovecháis estos preciosos momentos de misericordia, quedaréis sin causa. Si no hacéis un esfuerzo especial para despertaros, si no manifestáis celo para arrepentiros, estos momentos áureos pasarán pronto, y seréis pesados en la balanza y hallados faltos. […]
Entonces se aplicarán las palabras del Señor: “Por cuanto aborrecieron la sabiduría, y no escogieron el temor de Jehová, ni quisieron mi consejo, y menospreciaron toda reprensión mía: comerán del fruto de su camino, y serán hastiados de sus propios consejos.
Porque el desvío de los ignorantes los matará. […] Mas el que me oyere, habitará confiadamente, y vivirá tranquilo, sin temor del mal” (Prov. 1:24-33) (1TI, pp. 238, 239).
El único camino que te brinda confianza y paz y elimina todo miedo, es el camino de la obediencia.