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Absalón

El rey ordenó a Joab, a Abisai y a Itai que, en atención a él, trataran con consideración al joven Absalón.

2 Samuel 18:5

Si hay una persona que se “propuso” desobedecer el quinto mandamiento, y lo logró, fue Absalón. No hay nada más triste para los padres que uno de sus hijos los desobedezca a ellos y a Dios. Absalón fue cuidadoso y demostró paciencia. Primero, esperó dos años para vengar la deshonra contra su hermana Tamar; luego, esperó dos años más para rebelarse contra su padre. Fingió una reunión religiosa en Hebrón, y con ese pretexto reunió a mucha gente. Pero todo era un truco para empezar una rebelión en Israel.

Absalón usó una estrategia: le dijo al pueblo lo que quería escuchar, se hizo la costumbre de abrazar y besar a la gente, y decirles todo lo que él podía hacer por ellos si fuera el rey, “se ganó el corazón del pueblo”. Aun así, justo antes de la “guerra civil”, el rey David demostró su conducta conforme al corazón de Dios, porque les dio instrucciones a su ejército que trataran con nobleza a su hijo.

A pesar de que Absalón ya había demostrado todo lo contrario; por sus intenciones de atacar Jerusalén, David tuvo que abandonar el trono con su gente de confianza. Absalón deshonró públicamente a diez esposas de su padre y, por último, esperaba que su ejército asesinara a David. Por su parte, David, que había experimentado la gracia de Dios, anhelaba que su hijo se arrepintiera.

En realidad, las desgracias familiares que David enfrentó eran resultado de su desobediencia. El rey perdió al primer hijo de Betsabé a solo diez días de haber nacido; perdió a su primogénito Amnón; perdió a Absalón; y por último a Adonías, que quiso usurpar el trono.

Cuando llegó el momento de la batalla, Dios decidió ponerle un punto final a la rebelión de Absalón al usar la rama de un árbol en donde este quedó enredado. Cuando David se enteró de la muerte de su hijo le dolió como si este hubiera sido el más obediente.

La actitud de David resalta la gracia y la misericordia de Dios para con todos.

César Sánchez Murillo es pastor y, actualmente, trabaja como editor y traductor en la editorial GEMA Editores, México. Le gusta mucho hablar de Jesús a los demás, leer y le encantan los deportes.