Categories

Archivos

Estarás conmigo en el paraíso

Entonces Jesús le dijo: ‘De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso’ 

Lucas 23:43.

Los Evangelios dicen que Jesús murió crucificado en medio de dos “malhechores” (Luc. 23:32). El vocablo griego usado por Lucas, kakourgoi, hace referencia “a alguien que comete faltas y delitos graves”, a un vulgar criminal. Mateo y Marcos se refieren a ellos como “ladrones” (Mat. 27:38; Mar. 15:27), ambos evangelistas dicen que los dos ladrones insultaban al Señor (Mat. 27:44; Mar. 15:32).

En medio del bullicio, uno de los dos delincuentes le dijo al Señor: “Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros” (Luc. 23:39). La conjunción “si” expresa una posibilidad de algo de lo cual no se tiene la debida certeza.

De repente, algo inesperado ha sucedido. Uno de los dos ladrones, que momentos atrás también había abierto su boca para insultar al Hijo de Dios, le vocifera a su colega de saqueos: “¿Ni siquiera estando en la misma condenación temes tú a Dios? Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; pero este ningún mal hizo” (Luc. 23:40, 41).

Hay dos grandes verdades proclamadas por ese moribundo pecador: (1) Jesús era Dios; (2) ellos eran pecadores. Ese doble reconocimiento (la santidad del Señor y la pecaminosidad de sus almas) lo llevó a realizar esta asombrosa petición: “Acuérdate de mí cuando vengas en tu Reino” (Luc. 23:42).

El malhechor sabía que todo había llegado a su fin; los minutos de aliento ya estaban a punto de acabársele; sus esperanzas de vida fueron crucificadas; sin embargo, cuando todo lo terrenal concluye todavía nos queda el “Reino”. Y la respuesta del Señor abrió las puertas de la eternidad al moribundo ladrón: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Luc. 23:43).

¡Qué maravillosa promesa! El ladrón, el delincuente, el que cometía faltas y delitos graves e insultaba al Señor, estará en el “paraíso”. Aunque la entrada al paraíso sigue siendo una experiencia futura, que solo será real tras la venida de Cristo (Apoc. 2:7), lo cierto es que el ladrón comenzó a vivir el paraíso en la misma cruz.

La vida eterna no comenzará en el cielo, la vida eterna comienza hoy, en el momento en que aceptamos quién es Dios, quiénes somos nosotros, y nos rendimos en sus brazos de amor.

J. Vladimir Polanco se ha desempeñado como pastor, profesor de teología y editor. Es el Editor de Publicaciones Teológicas de IADPA y director de la revista misionera "Prioridades", publicada mensualmente en cinco idiomas. El es el autor de varios libros.