¡Miren! Dios el Padre nos ama tanto que la gente nos llama hijos de Dios, y la verdad es que lo somos.
1 Juan 3: 1, TLA.
Materiales:
- Imágenes de personas de diferentes países, edades y razas.
Mira la imagen que tiene mamá; hay muchas personas, ¿verdad? Y todas son diferentes. ¿Sabes decirme de qué país es esta persona? ¿Qué color de pelo tiene esta niña? A pesar de que son diferentes, todos, al igual que tú, son hijos de Dios.
Este es Pedro, el discípulo de Jesús. Pedro era judío. Desde pequeño, le había enseñado que no podía hablar con personas de otros lugares, que tenían otras costumbres. Por eso, Pedro solo les predicaba de Jesús a los judíos.
Un día, Dios le dijo a Pedro que fuera a la casa de un señor llamado Cornelio. Cuando Pedro llegó, toda la familia estaba esperándolo con alegría, porque querían aprender de Jesús. Pero resulta que Cornelio y su familia eran de otro país y de otras costumbres. Pedro les habló del amor de Jesús y ellos le entregaron su corazón a Dios.
Así fue como Pedro aprendió que Jesús nos ama a todos, sin importar nuestra forma de hablar, nuestra edad, nuestro país de origen o cómo somos físicamente. ¿Conoces a alguna persona extranjera? Debes amarla, porque es hija de Dios.
Querido Dios, ayúdame a amar a todos tus hijos.
Actividad: Este sábado, como familia, inviten a alguien extranjero a almorzar a la casa.