Tú, Jeremías, comunícale al pueblo este mensaje de mi parte: ‘Cuando uno se cae, se levanta; cuando pierde el camino, vuelve a él’.
Jeremías 8:4
Jeremías usa comportamientos o actitudes comunes para explicar la condición de algunas personas. En este caso habla de lo que se supone que hace una persona cuando se cae: se levanta. Pero como fue el caso de Judá, a veces las cosas no pasan como se supone.
A veces, en la vida espiritual, cuando nos caemos, en lugar de ponernos de pie de un salto para seguir el camino, nos quedamos ahí tirados. Aunque entendemos que estamos tirados en el suelo, decidimos quedarnos ahí.
¿Por qué? Hay varias posibilidades: Quizá porque Satanás nos hace pensar que Dios no nos va a perdonar y a recibir de nuevo; o porque nos gustó esa nueva condición, aunque no sea tan buena como la que Dios tiene para nosotros. Pero ¿sabes qué dice Jesús? “Los que vienen a mí, no los echaré fuera” (Juan 6:37).
Además, el profeta dijo: “Cuando pierde el camino, vuelve a él”. Hoy es difícil pensar en perderse cuando te desplazas de un sitio a otro. La tecnología nos permite usar el GPS, que nos muestra la ubicación que queramos con mucha exactitud.
Si esto ocurre gracias a la tecnología, ¡cuánta más seguridad podemos tener de que Dios nos llevará de nuevo al camino que lleva al reino de los cielos!
Jesús aseguró: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Solamente por mí se puede llegar al Padre” (Juan 14:6). Dios es tan misericordioso que no nos pide que investiguemos cuál es el camino que conduce a la Casa del Padre celestial; tampoco nos da la dirección para que nos las arreglemos por nosotros mismos para llegar.
Nos dice que él es el camino. Si te alejaste del camino del bien, ¿quieres retomar el camino? Habla con Jesús ahora mismo. Así, no importa si el trayecto es complicado, largo o difícil, lo importante es quién te lleva: Jesús.
Por más desafiante que sea el camino, él ya recorrió el sendero que hoy te toca recorrer. Con su compañía llegarás, sin duda, al Reino eterno, a la presencia del Padre.