Antes que clamen, yo responderé; mientras aún estén hablando, yo habré oído.
Isaías 65:24
Poco antes de finalizar su libro, el profeta Isaías nos dejó esta preciosa y grandísima promesa del Señor: “Antes que clamen, yo responderé; mientras aún estén hablando, yo habré oído” (Isa. 65:24).
¿Alguna vez te ha pasado eso? ¿Has descubierto que Dios ya había respondido tu oración antes de que la hicieras? En la edición de octubre de 2020, la revista Adventist World incluyó un artículo que da testimonio fehaciente de lo dicho por el profeta Isaías.
La Iglesia Adventista Sharon, ubicada en Portland, Oregón, Estados Unidos, tiene un ministerio que se encarga de repartir comida a los más necesitados. Para realizar esta encomiable labor, la iglesia recibe la ayuda de los Servicios Comunitarios Adventistas de Portland.
Un martes, el pastor Garth Dottin llamó a los Servicios Comunitarios y les solicitó comida para ciento veinte familias. Recibió una respuesta positiva y se le informó que podía recoger la comida el viernes por la mañana. Con el fin de asegurarse de que lo había entendido bien, el pastor llamó el miércoles y le confirmaron que ya los alimentos estaban siendo empacados.
El jueves por la tarde volvió a llamar y le dijeron que ya los palés estaban listos, que al día siguiente podía pasar a recogerlos. Confiado en que todo estaba arreglado, volvió a llamar al día siguiente, el viernes, y el encargado del almacén le dijo: “Tengo terribles noticias. Anoche, alguien entregó sus palés a otra organización que también necesitaba alimentos. Lo siento mucho”.
El pastor y otra hermana comenzaron a orar; diez minutos después, llegó un camión de Alimentos de la Costa del Pacífico. El conductor le informó que tenía ciento veinte cajas de comida arregladas en dos palés. ¿Cómo sucedió eso? Las oraciones elevadas el viernes por la mañana fueron respondidas por Dios el jueves por la noche, cuando Alimentos de la Costa del Pacifico cargó sus camiones. El Señor actuó antes de que ellos “supieran que necesitaban orar”.210
En Mateo 6:8 Jesús nos aseguró que nuestro Padre celestial sabe lo que cada uno necesita mucho antes de que se lo pidamos. Y el salmista afirma: “Aún no tengo la palabra en la lengua, y tú, Señor, ya la conoces” (Sal. 139:4, DHH).
Servimos a un Dios que vive al pendiente de cada cosa que realmente necesitamos. Hoy el Señor ya está trabajando en la oración que tú elevarás mañana. Tu milagro ya viene en camino.
210 Dick Duerksen, “The Angels From Supply”, Adventist World (octubre de 2020), pp. 28, 29.