Al ver que tenían miedo, me puse de pie y dije a los nobles, a los gobernantes y al resto del pueblo: ‘No les tengan miedo. Recuerden que el Señor es grande y terrible, y luchen por sus compatriotas, por sus hijos e hijas, mujeres y hogares’.
Nehemías 4:14
Los israelitas estaban teniendo éxito y avanzaban con la bendición de Dios. Entonces sus enemigos armaron un plan para atacarlos desde los cuatro puntos cardinales: al norte, Sanbalat y los samaritanos; al oriente, Tobías y los amonitas; al sur, los árabes; y al occidente, los de Asdod. Todos esos pueblos sentían envidia de los judíos.
Sabemos que era Satanás quien estaba detrás de esos planes y quería entorpecer el avance de la reconstrucción, pues si se restauraba la ciudad, los israelitas volverían a adorar a Dios y se prepararían para la llegada del Mesías.
Las actitudes de los enemigos fueron empeorando: primero se burlaban de los israelitas, después les dijeron malos presagios, y finalmente amenazaron con un ataque. Entonces muchos de los edificadores sintieron temor y desánimo.
Una vez más, Dios utilizó a Nehemías para animar al pueblo a seguir avanzando. La Biblia dice que “los cargadores seguían llevando cargas, pero con una mano trabajaban y con la otra sujetaban el arma” (4:17). La obra de reconstrucción nunca cesó, y al mismo tiempo estaban listos para defenderse del ataque de sus enemigos. ¡Dos actividades a la vez! ¡Increíble!
Estoy seguro de que tú también eres capaz de hacer varias cosas a la vez, por ejemplo, realizar una tarea escolar mientras escuchas música, o hablar con tus amigos mientras ves un partido de tu equipo favorito. Del mismo modo puedes usar esa habilidad para cumplir lo que Jesús nos indicó: “Manténganse despiertos y oren, para que no caigan en tentación” (Mat. 26:41).
Esa es la clave del éxito. No importa cuál sea el obstáculo que puedas enfrentar, mantén tu mirada en la meta y que nada te distraiga. Solo avanza en compañía de Jesús.