Yo haré pasar toda mi bondad delante de tu rostro y pronunciaré el nombre de Jehová delante de ti, pues tengo misericordia del que quiero tener misericordia, y soy clemente con quien quiero ser clemente.
Éxodo 33:19
Cuenta el cantante cristiano Marcos Vidal que mientras cenaba en la casa de un pastor, la esposa del ministro hizo referencia a cuán emocionante sería poder hablar personalmente con Dios.
Ese comentario hizo que Vidal reflexionara profundamente en ese asunto, y de ahí surgió la idea de escribir la canción “Cara a cara”. En el coro, Vidal repite: “Solo déjame mirarte cara a cara y perderme como un niño en tu mirada, y que pase mucho tiempo, y que nadie diga nada, porque estoy viendo al Maestro cara a cara”.
La Biblia dice que el Señor “hablaba con Moisés cara a cara, como habla cualquiera con su compañero” (Éxo. 33:11). Sin embargo, a pesar de tener ese tipo de conversación, Moisés se acerca a Dios y le dice: “Te ruego que me muestres tu gloria” (vers. 18).
En respuesta a su petición, el Señor le dice: “Yo haré pasar toda mi bondad delante de tu rostro y pronunciaré el nombre de Jehová delante de ti, pues tengo misericordia del que quiero tener misericordia, y soy clemente con quien quiero ser clemente” (vers. 19).
Es interesante que en Éxodo el Señor “pasa” por algo en dos ocasiones. La primera vez es durante la Pascua, y el Señor dice en Éxodo 12:12: “Yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto y heriré”. La segunda vez es cuando dice en Éxodo 33:19: “Haré pasar toda mi bondad”.
A propósito de esto, Victor Hamilton explica que el paso por Egipto fue una escena de juicio; pero el segundo paso, el de Éxodo 33, constituye una muestra de su “benevolencia”.236
A veces andamos buscando una manifestación extraordinaria, un episodio deslumbrante, un milagro grandioso que verdaderamente nos demuestre que Dios está con nosotros. Pero la respuesta divina a la petición de Moisés fue muy clara: solo deja que mi bondad pase sobre ti.
La presencia gloriosa se manifiesta en nuestra vida cuando el Señor pasa para recoger nuestras abundantes lágrimas, cuando pasa para darnos consuelo y traer paz a nuestra vida, cuando pasa para consolar a los que estamos desgarrados por dentro y por fuera.
Hoy Dios puede pasar, no para herirte como hizo con los egipcios, sino para hacerte sentir su gloriosa bondad.
236 Victor Hamilton, Exodus: An Exegetical Commentary, (Grand Rapids, Míchigan: Baker Publishing Group, 2011), p. 631.