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Juntos somos más fuertes

Matinal para Menores 2024

Y por Cristo el cuerpo entero se ajusta y se liga bien mediante la unión entre sí de todas sus partes.

Efesios 4: 16

Si eres el primero en salir de casa una mañana de primavera, puede que te choques con una tela de araña. Los hilos de la telaraña son tan pequeños que se atraviesan muy fácilmente y, probablemente, querrás quitártelos de la cara, ¡porque son muy pegajosos!

Sin embargo, si estuvieras en Nueva Guinea y te encontraras con una tela de araña, ¡sería otra cosa! De hecho, la seda de algunas de sus telarañas es tan gruesa como el hilo que usa tu abuela para hacer un jersey. ¿Te lo imaginas? Los habitantes de Nueva Guinea encontraron una forma de utilizar estas telarañas gigantes. Cuando colocaban largas varas de bambú donde la tela era más gruesa, la araña seguía tejiendo entre las varas. De modo que, en poco tiempo, la araña había tejido una red de pesca completa. Por supuesto, la araña no sabía que estaba fabricando una red para pescadores.

Los habitantes de las Islas Salomón, a veces, utilizan las telarañas de otra manera. Allí enrollan las telarañas gigantes pegajosas alrededor de palos para hacer grandes bolas pegajosas y las cuelgan por encima del agua. Los peces aguja creen que las bolas son comida y saltan para reclamar su premio, pero se acaban enredando en la bola pegajosa. De esa forma, los habitantes de las Islas Salomón también usan telarañas para pescar.

Aunque sean diminutos y casi imposibles de ver, cuando se juntan los hilos de seda de la araña hacen cosas asombrosas.

Nuestro versículo de hoy dice que es importante trabajar juntos. Cuando trabajamos juntos, podemos mejorar las cosas en casa, en la iglesia o en tu ciudad. Una sola persona puede sentirse tan impotente como un hilo endeble de una araña, pero cuando nos juntamos para lograr lo mismo, nos hacemos tan fuertes como las telarañas.

- Vicki Redden se graduó en 1996 de la Universidad Adventista del Sur. Ella y su esposo, Ron, ambos niños en el fondo, tienen 11 sobrinos y sobrinas (¡al último recuento!) y dos perros: Molly y Alix. Ella está atenta a los héroes de Dios desde su hogar en Maryland.

- Dee Litten Reed creció en una granja en Virginia, rodeada de los animales de granja habituales, así como de algunas criaturas salvajes que rescató. Le encanta visitar zoológicos y acuarios con su nieto, Tommy, y observar ballenas navegar por la costa de Ventura, California.

- Joelle Reed Yamada se tomó un año libre de dar clases de religión en la escuela secundaria para viajar sola por el mundo. Ella y su marido, Brent, viven en una granja lechera en Inglaterra, donde ella enseña psicología y está aprendiendo todo sobre cómo ser una granjera inglesa. Se esfuerza mucho por mantener a su perra, Nala, fuera de problemas.