Y si uno de ellos cae, el otro lo levanta.
Eclesiastés 4: 10
Es fácil caer en la trampa de que por ser joven o pequeño no puedes hacer nada importante. A veces, los niños piensan que no pueden hacer ciertas cosas. La verdad es que, si pides ayuda a las personas adecuadas, puedes conseguir casi cualquier cosa.
Adam, de 13 años; y Adrián, de 14, estaban en octavo curso y volvían a casa bajo la lluvia. Adrián acababa de comprarle a su madre unas flores para el Día de la Madre. De repente, vieron un pato que actuaba de forma extraña. Graznaba y se paseaba de un lado a otro delante de una alcantarilla por la que entraba mucha agua de lluvia.
Cuando los chicos se acercaron y se detuvieron a mirar, oyeron un gorjeo procedente de la alcantarilla. Al mirar más de cerca, descubrieron que había patitos bebé en el agua. Intentaron levantar la tapa de hierro de la alcantarilla para llegar hasta los patitos, pero pesaba demasiado, así que llamaron a un policía y le contaron el problema.
Con la ayuda del oficial, Adrián y Adam consiguieron quitar la tapa y se fueron tumbando y metiendo en la alcantarilla por turnos para poder recoger a los patitos. Ninguno de los dos niños era muy alto, así que uno se encargaba de alcanzarlos mientras el otro le sujetaba los tobillos para que no se cayera.
Una vez rescatados los patitos, los llevaron a un parque cercano donde estarían a salvo y después Adrián fue a su casa y le regaló las flores a su madre. «Me hizo el mejor regalo del Día de la Madre cuando salvó a esos patitos», dijo la mamá de Adrián.
Trabajando en equipo, Adam, Adrián y el policía salvaron a los patitos. A veces, nosotros también necesitamos ayuda o los amigos necesitan nuestra ayuda. No te dé miedo pedir ayuda y nunca tengas miedo de ser amigo de alguien que lo necesita.