Entonces el Señor llevó a Abram afuera, y le dijo: «Mira bien el cielo, y cuenta las estrellas, si es que puedes contarlas. Pues bien, así será el número de tus descendientes»
Génesis 15:5
LA ASTRONOMÍA ES UNA DE LAS CIENCIAS MÁS ANTIGUAS DE LAS que se tiene constancia. Los historiadores afirman que las primeras investigaciones relacionadas con los astros estuvieron a cargo de los astrólogos, y Sumeria fue la región donde aparecieron los primeros estudios.
Ur de los Caldeos era una de las ciudades más importantes de la antigua Sumeria, y es probable que la mayoría de los astrólogos de la época vivieran en esa región y divulgaran sus observaciones a las comunidades.
Para Abraham, debía de ser habitual ver a astrólogos analizando las estrellas. Según la tradición, Abraham había oído decir a uno de estos observadores que no tendría descendencia.
Uno de los encuentros que Abraham tuvo con Dios se describe en Génesis 15. En él, Dios le pide que mire las estrellas y que intente contarlas. En ese momento, el Señor le promete: «Así será el número de tus descendientes».
Dios podría haber utilizado la arena del desierto para comparar el gran número de descendientes que tendría el patriarca, pero esta vez le muestra a Abraham el cielo estrellado (parecido a lo que le dijo en Génesis 13:15). En su infinita sabiduría, Dios eligió utilizar las mismas estrellas que, según la tradición, podrían haberle quitado la esperanza de tener descendencia. Dios reafirmó que él es Señor aún de las estrellas.
En aquella época, tener muchos hijos era señal de grandes bendiciones; y ese era el mayor deseo de Abraham. ¿Cuál es tu mayor deseo? Cierra los ojos y trata de imaginar un cielo lleno de innumerables estrellas. Ese es el número de bendiciones que Dios desea derramar en tu vida si te entregas en sus manos y vas adondequiera que él te envíe.
DIOS HABLA, PROMETE Y CUMPLE.