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Dios: el principio, el fin y todo lo que hay en el medio

Yo soy el Alfa y la Omega.

Apocalipsis 1:8

El libro de Apocalipsis es rico en imágenes de Dios que están cargadas de significado y que nos ayudan mucho en nuestro interés por conocer mejor su carácter. Una de esas imágenes con las que Dios se autoidentifica y se nos presenta es la de “el Alfa y la Omega”, que aparece cuatro veces en Apocalipsis (1:8, 11; 21:6; 22:13).

Cristo es el Alfa y la Omega, la primera y la última letra del alfabeto griego, el Génesis del Antiguo Testamento y el Apocalipsis del Nuevo, el primero y el último. Como el Alfa, Cristo es la fuente y el dador de la vida, el manantial del cual brota el río de la verdad y de la gracia; como la Omega, Cristo es el cumplimiento de todas nuestras esperanzas y aspiraciones. En la vida todo encuentra su cumplimiento en él porque es “el primero y el último” (Apoc. 1:11).

En esta autodenominación, Cristo se retrata vívidamente a sí mismo como el supremo “Yo Soy”. En este atributo eterno, Cristo asegura a su pueblo que él es el Salvador suficiente en todo, siempre presente y siempre accesible. Este retrato significa que Cristo es más que “el Alfa y la Omega”; es también todas las demás letras existentes entre estas dos.

Jesucristo es el centro y la circunferencia de todas las cosas, pues el pasado, el presente y el futuro están bajo su control. Cuán apropiada es, pues, la afirmación de que toda la historia se centra en Aquel “que es, el que era y que ha de venir, el Todopoderoso” (Apoc. 1:8). Con esta afirmación se nos recuerda la completa entrada de Cristo en la historia humana, su salvación total, su presencia actual en nuestras vidas y la segura confianza de que él pronto volverá como el indisputable Señor del universo.

El Alfa y la Omega abarcan todo el alfabeto, y todas las palabras que se pueden llegar a escribir y pronunciar. Se nos recuerda así que Dios estuvo ahí cuando todo comenzó, porque como dice Génesis 1:1, fue él quien en el principio creó los cielos y la tierra.

Y se nos recuerda, además, que hoy y todos los días podemos confiar en que tenemos un Dios que lo comprende, lo abarca y lo suple todo. Él es nuestro principio, nuestro fin, y todo lo que hay en el medio de esos dos puntos. Podemos confiar en que él lo tiene todo bajo control.

Roberto Herrera tiene un doctorado en Ministerio Pastoral por la Universidad Andrews y una maestría en Administración y Liderazgo por la Universidad de Montemorelos. Cuenta con más de treinta años de experiencia como pastor de la Iglesia Adventista, en la cual ha servido en todos los niveles: pastor de iglesia, departamental y administrador.