Los diáconos que realizan bien su trabajo, se hacen dignos de un lugar de honor, y podrán gozar de gran tranquilidad gracias a su fe en Cristo Jesús.
1 Timoteo 3:13
PREMIADO EN 1913 POR LA ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS de Estados Unidos, Robert Millikan está considerado como uno de los científicos más prestigiosos de ese país.
Como director del Laboratorio de Física del Instituto Tecnológico de California, Millikan contribuyó a que la institución se convirtiera en uno de los principales centros de investigación de Estados Unidos.
Además de otros premios, como la Medalla Edison y la Medalla Hughes, en 1923 este físico experimental estadounidense recibió el más alto honor de la ciencia: un Premio Nobel por su trabajo sobre el efecto fotoeléctrico y la carga elemental del electrón.
Millikan no era solo un científico galardonado y de renombre, sino que también creía en la conciliación entre la ciencia y la religión, como lo evidencian los libros que publicó.
(Ciencia y vida y Evolución en ciencia y religión) El físico afirmaba que jamás se encontraría una verdadera contradicción entre la ciencia y la religión.
Millikan no tenía ningún interés en adaptarse silenciosamente al universo científico. Él creía que entre la ciencia y la religión no hay obstáculos, y aprovechaba toda oportunidad que tenía para participar públicamente en prácticas coherentes con esta creencia.
¿Y tú? ¿Aprovechas tu entorno y las relaciones sociales que mantienes para hablar abiertamente de lo que crees?
¿O te avergüenzas y callas cuando se cuestionan tu fe o tus principios? Millikan nunca se avergonzó de su fe. Dios lo condujo a una posición de influencia. Tú también puedes ser usado de la misma forma.
Pídele a Dios VALOR Y DISPOSICIÓN para ser luz en un mundo que vive en tinieblas.