El ángel del Señor protege y salva a los que honran al Señor.
Salmo 34:7
¿SABÍAS QUE NUESTRO PLANETA TIENE UN ESCUDO INVISIBLE?
Es la atmósfera. Sin ella, la vida no existiría. La atmósfera no solo contiene el oxígeno que necesitamos para vivir, sino que también nos protege de la radiación ultravioleta del sol. La ciencia ha revelado que la atmósfera crea una presión sin la cual el agua líquida no podría existir en la superficie de la Tierra. Además, actúa como un escudo contra los meteoritos. Fascinante, ¿verdad?
«Si ustedes pudieran ver los numerosos peligros entre los cuales son conducidos con seguridad cada día por esos mensajeros del cielo, de qué conversar. ¿Qué tal, si nos preparamos sus corazones se para ese encuentro tan especial?, llenarían de gratitud y esta se expresaría por medio de sus labios» (La verdad acerca de los ángeles, cap. 2, p. 21).
Nosotros también tenemos escudos invisibles que nos protegen: ¡los ángeles! Si se nos abrieran los ojos para poder ver el ejército celestial, percibiríamos las veces en que tan bondadosamente nos libraron de situaciones difíciles. Cuando Jesús vuelva, por fin podremos ver a nuestro ángel de la guarda. Tendremos mucho de qué conversar. ¿Qué tal si nos preparamos para ese encuentro tan especial?
«¡Qué gratificante será poder conversar con el ángel que nos cuidó desde el primer día de nuestra vida!» (La educación, cap. 35, p. 274).
