En la casa de mi Padre hay muchos lugares donde vivir; […] voy a prepararles un lugar.
Juan 14: 2
Ningún pájaro teje un nido como el de las oropéndolas de Baltimore. Estas aves consiguen que parezca un saco con forma de bolsillo. Las oropéndolas sujetan la parte superior a ramitas en forma de Y para que la puerta del nido se mantenga abierta, y el ave pueda entrar y salir. Cuando el pájaro está en el nido, su peso tira de él hacia abajo y esto cierra la puerta.
Las oropéndolas forran su nido con pelo u otro material blando, pero eso es lo último que pone en el nido. Primero teje el interior del nido, ¡y lo teje tan uniformemente que parece tejido a ganchillo! Dentro y fuera, la madre utiliza su pico para tejer madera, hierba y maleza, aunque su forro favorito para el nido son las crines de caballo. Su nido es un lugar seguro y mullido para que crezcan sus crías.
Mientras la oropéndola madre está sentada en su nido, su pareja, de colores mucho más vivos que los de ella, se sienta cerca y canta en voz alta. Como no hace mucho para ayudar a la madre, la gente a veces piensa que es perezoso, pero en realidad está ayudando. Sus colores brillantes y su fuerte canto atraen la atención hacia él, y lo alejan de su nido y de su familia.
Las oropéndolas trabajan duro juntas para hacer un lugar seguro para su familia. Jesús les dijo a sus discípulos que se iba al cielo a preparar un lugar para que se quedara su familia. Pero prometió regresar un día y llevarnos a ese hogar especial que él está preparando para nosotros. Yo quiero estar lista y ver esa casa especial, ¿y tú?
Vicki.