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Después de la tormenta…

¿Quién es este hombre?-se preguntaban unos a otros-. ¡Hasta el viento y las olas lo obedecen!

Marcos 4:41.

Eras tan solo un bebé y tu familia y te contaba historias maravillosas de cuando Jesús estuvo en este mundo. Hay una especial que a mí siempre me gustó.

Puedo imaginarme la agonía de las personas en el barco, que iba de un lado hacia el otro. El agua entraba por todos lados y los amigos de Jesús trataban de todas las maneras posibles de salvarse de la tormenta. ¡Sentían una desesperación total! Jesús estaba tranquilo, durmiendo, y recién se despertó con los gritos de sus amigos.

Cuando se despertó, aun con la mirada tranquila, le dijo al mar y a las olas: «¡Silencio! ¡Cálmense!» (Marcos 4:39). Y, después de tan grande tormenta, vino la bonanza. ¡Fue un milagro! El mar se puso tranquilo otra vez… y todos volvieron a la seguridad.

Cuando Jesús está con nosotros, aunque estemos enfrentando una tormenta de miedo o de problemas, podemos tener la seguridad de que después vendrá la calma. Él nos cuida con su paz.

Mi oración: Papá que estás en los cielos, confío en que puedes calmar cualquier tormenta, cualquier problema.

Bonanza: Calma después de la tormenta; viento * suave; sosiego.