Queridos amigos, ya que Dios nos amó tanto, sin duda nosotros también debemos amarnos unos a otros.
1 Juan 4:11.
Una ventana separa dos mundos. El semáforo en rojo hizo que Sofía mirara por la ventanilla del auto y observara a su alrededor. Allí, abajo del viaducto, una mujer estaba sentada con dos niños. El niño que sostenía una caja de dulces tenía más o menos su edad.
El papá vio que su hija los observaba. Es difícil y triste comprender cómo el mundo está dividido, cómo algunas personas sufren hambre y dolor. Dios no planeó un mundo así. Él quería un lugar feliz para que sus hijos amados habitaran.
Incluso en un mundo imperfecto, podemos compartir lo que tenemos, extender la mano para ayudar a otros. Y por eso la familia de Sofía, ese día, hizo su parte. En el mercado, recordaron a esa mamá con sus niños, personas que también necesitan alimentos, como todos. Dividieron las bolsas del supermercado y las distribuyeron entre ellos y la familia necesitada que habían visto en la calle. Así, al final del día había dos familias felices.
Mi oración: Padre nuestro, que hoy podamos compartir las bendiciones que tú nos das con el que lo necesite.
¿Qué puede compartir tu familia hoy con alguien? ¿Alimentos, ropa, juguetes, alabanzas, oraciones, amistad?
Distribuir: Dividir algo entre dos o más personas; darle a cada quien lo que le corresponde según nuestra generosidad.