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Abla y el cachorro de León

Una persona sin control propio es como una ciudad con las murallas destruidas.

Proverbios 25:28.

Abla aprendió con su abuela que debemos controlarnos incluso ante situaciones difíciles. Ella nació en un pueblito en Kenia y desde pequeña aprendió a leer, a cantar y también las cosas propias de su cultura, como respetar a los animales y protegerse de la vida salvaje.

Esa tarde calurosa, su corazón parecía salirle por la boca, pero comenzó a respirar profundamente. Un cachorro de león estaba cerca del árbol donde ella estaba descansando. Él no la había visto, pero ella sabía que la familia del «animalito» debía estar cerca.

Con cuidado, comenzó a retroceder, sin correr, sin desesperación. El peligro le daba ganas de correr rápidamente hacia el bosque… Pero mantuvo la calma, dominó ese deseo y el miedo. Abla recordó los cantos de la abuela H-diya, en especial la oración «Baba Yetu», el Padre Nuestro.

Oró en su mente. Cuando vio que estaba a salvo, ni bien vislumbró a la abuela saludando en la entrada del pueblo, comenzó a cantar bajito: «Utuokoe, na yule, milelea milele!» [¡Líbranos del mal para siempre y siempre!]

¿Cuál es tu frase preferida del Padre Nuestro? ¡Memorízala hoy!

Mi oración: Señor, ayúdame a tener calma y dominio propio en situaciones de peligro. ¡Líbrame del mal!

Dominio propio: La cualidad de controlarse, hablar y actuar con respeto, incluso cuando se está enojado o molesto.