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Mudarse de ciudad

Fue por la fe que Abraham obedeció cuando Dios lo llamó para que dejara su tierra fuera a otra que él le daría por herencia. Se fue sin saber adónde iba.

Hebreos 11:8.

Ya he vivido en cinco ciudades distintas en mi vida. ¡Y conozco a personas que han vivido en más de diez! Cambiarse de ciudad es siempre un desafío. Recuerdo bien cuando me mudé de Curitiba a una ciudad del interior del país llamada Palmeiras de Goiás.

Yo tenía muchos amigos, participaba en la misma iglesia hacía varios años y, de pronto, mi familia se mudó a un lugar en el que no conocía a nadie. Fue bastante difícil, pero Dios me dio amigos y muchas alegrías en la nueva ciudad.

Abram vivía en una ciudad grande y avanzada: Ur. Allí conocía a mucha gente, estaba cerca de todos sus familiares y tenía muchas riquezas. Entonces, Dios le dijo que debía salir de su amada ciudad, Ur.

Dios quería lo mejor para Abram y él creyó; tuvo fe en que el Señor siempre sabe qué es lo mejor para nuestra vida. Obedeció sin siquiera saber con seguridad lo que le esperaba o a quién encontraría en el camino.

No necesitamos tener miedo ante los cambios en la vida, porque Dios nos cuida. Nunca estaremos solos.

Mi oración: Señor, hoy te agradezco por poner en mi corazón fe.

FE: Creer, tener confianza y certeza; saber que lo mejor está aún por venir y tener esperanza en el corazón.