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Ante los ataques de pánico

Cuando siento miedo, pongo en ti mi confianza.

Salmos 56:3

La vida es una montaña rusa, y a veces nos lanza una curva, como los ataques de pánico. Si eres un adolescente o joven adulto que enfrenta esto, no estás solo. Juntos aprenderemos cómo lidiar con los ataques de pánico, cómo encontrar fuerza interior y vencer el miedo.

Los ataques de pánico pueden sentirse como tormentas repentinas en nuestra mente y cuerpo. El corazón late rápido, sientes que no puedes respirar, y el miedo se apodera de ti. Pero, ¿adivina qué? ¡Puedes superar esta tormenta! «Cuando en mí la angustia iba en aumento, tu consuelo llenaba mi alma de alegría» (Salmo 94:19).

Andrés, un joven, enfrentó sus ataques de pánico sin rodeos. La primera vez que sucedió, Andrés estaba aterrado. Pero en lugar de dejar que el miedo lo controlara, decidió hablar con un consejero y comenzó a practicar ejercicios de respiración profunda y mindfulness (la así llamada conciencia plena). Con el tiempo, los ataques de pánico se volvieron menos frecuentes y él aprendió a manejarlos.

Cuando llega un ataque de pánico, respira lento y profundo. Eso es como anclarse en la tormenta. Inhala valentía, exhala miedo. No intentes atravesarlo solo. Habla con un amigo, un familiar o con un terapeuta. Compartir tus sentimientos puede ser un salvavidas.

Practica la conciencia plena para mantenerte centrado. Concéntrate en tus sentidos y en lo que está sucediendo en el presente. Eso puede ayudarte a calmar la tormenta interior. Enfrentar los ataques de pánico requiere valentía, y la tienes dentro de ti, gracias al Espíritu Santo, el Consolador, que Jesús prometió enviar para que viva dentro de ti. Con el poder de la respiración, el apoyo de tus seres queridos, la atención plena y el consuelo de la presencia de Dios, puedes vencer la tormenta y salir más fuerte que nunca.

Oración: Querido Padre, gracias por el don del Consolador. Cuando golpee un ataque de pánico, concédeme la valentía para enfrentarlo sin rodeos.