Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie.
Santiago 1:5
Imagina que estás en un juego de papeles (roles) imaginarios y tienes una opción libre. ¿Qué eliges? ¿Poder? ¿Dinero? ¿O quizás un truco para pasarte todos los niveles? Bueno, el rey Salomón estaba en esa situación, pero en vez de pedir algo épico para sí mismo, el joven pide sabiduría. Sí, sabiduría, esa habilidad que todos necesitamos para no complicar todo en la vida.
No estamos hablando de ser un sabelotodo. Estamos hablando de esa sabiduría que viene directo del Cielo, del tipo que te ayuda a tomar decisiones que no te lamentarás después. Proverbios 2:6 es como decir: El Señor es la fuente de la sabiduría y está repartiendo. Si le pides, seguro te da.
Ahora, Salomón no solo tenía la sabiduría como una dote para lucirse. No, la manejaba con discreción. Imagínate resolver desacuerdos entre la gente, perder la calma, o gobernar un reino sin convertirlo en un drama de telenovela. Ese era Salomón. Aplicaba su sabiduría no solo para su propia ganancia, sino para el bien de todos.
Entonces, ¿cómo aplicamos el «modo Salomón» a la vida moderna? Fácil. Cuando necesites resolver algo, en lugar de ir a Google: «qué hago cuando…», piensa en realizar una oración rápida. Santiago 1:5 nos dice que, si pedimos sabiduría, Dios nos la da sin ser tacaño.
Y aquí está lo más importante: la sabiduría no se trata solo de sacar la mejor calificación en todo o de ser el que siempre tiene la razón. Se trata de vivir de una manera que hagas que el mundo sea un poco menos loco y un poco más amable.
La historia de Salomón es más que una historia antigua, de togas y sandalias. Es un ejemplo que nos muestra cómo vivir una vida superior. Porque usar la sabiduría que Dios nos da cambia todo. Nos ayuda a vivir de una manera que nos beneficia a nosotros, y también a todos los que nos rodean. Y eso, amigos, es cómo se juega el juego de la vida con sabiduría divina. ¡Adelante! ¡Es tu turno!
Oración: Padre amado, busco tu sabiduría al navegar por las complejidades de la vida.