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La gracia del diezmo (parte 2)

Traigan íntegro el diezmo a la tesorería del Templo; así habrá alimento en mi casa. Pruébenme en esto -dice el SEÑOR de los Ejércitos», y vean si no abro las compuertas del cielo y derramo sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde.

Malaquías 3:10

La práctica del diezmo, arraigada en la enseñanza bíblica, es un recordatorio constante de nuestra dependencia de Dios como nuestro Proveedor fiel. Ayer exploramos cómo el diezmo es un acto de adoración y confianza en el Señor. Ahora, profundicemos en el tema con una historia que ilustra la gracia y la fidelidad de Dios en el acto de dar.

María, una joven creyente, experimentó personalmente el poder de la obediencia en el diezmo. A pesar de enfrentar dificultades económicas, ella y su esposo decidieron confiar en la Palabra de Dios y comprometerse a dar el diezmo de sus ingresos.

En una temporada de desafíos financieros, María enfrentó la tentación de retener el diezmo para hacer frente a las necesidades apremiantes de su familia. Sin embargo, recordando el llamado de Dios a confiar en él, ella y su esposo continuaron dando el diezmo fielmente.

Con el tiempo, María y su esposo fueron testigos de la fidelidad de Dios de maneras asombrosas. Nunca les faltó nada esencial. Dios proveyó oportunidades inesperadas de trabajo y recursos adicionales que les permitieron enfrentar cada desafío con confianza y gratitud.

María compartió su testimonio con otros creyentes, y los alentó a confiar en Dios en todo momento y a ser fieles en el acto de dar el diezmo. Su historia se convirtió en un recordatorio tangible de la promesa de Malaquías 3:10, donde Dios se compromete a abrir las compuertas del cielo y derramar bendiciones sobre aquellos confían en él.

La historia de María nos recuerda la importancia de confiar en Dios y obedecer su Palabra en la devolución del diezmo. Al hacerlo, no solo honramos a Dios con nuestros recursos, sino que también experimentamos su fidelidad, provisión. Que este testimonio nos inspire y motive a confiar en el Señor en todo momento y a ser fieles a Dios.

Oración: Ayúdame, Padre, a confiar en tu fidelidad y provisión, y a honrarte con mis recursos. En este acto de adoración y confianza, te pido que continúes, bendiciéndome y guiándome en todas las áreas de mi vida.