¡Oh, Dios, escucha mi clamor! ¡Oye mi oración!
Salmo 61:1.
¿Alguna vez participaste de almuerzos entre familias de la iglesia? Es un momento muy especial: se reúnen niños, padres y madres, y se comparten alimentos preparados con mucho cariño. Disfruto mucho de estos eventos y recuerdo una oración cantada que hacíamos antes de comer. Todos cantábamos juntos, haciendo un gran coro.
La oración es una conversación con Dios. Hay diferentes tipos de oraciones: algunas familias tienen la costumbre de reunirse para orar antes de dormir, al levantarse, antes de las comidas y antes de salir de la casa.
Pero podemos orar en todo momento. Podemos conversar con el Padre que está en el cielo con nuestros pensamientos, en voz alta, cantando, pidiendo ayuda cuando tenemos miedo o agradeciendo cuando estamos muy felices.
Jesús enseñó una oración que es, en mi opinión, la más bonita del mundo entero. ¿La conoces?
«Padre nuestro, que estás en el cielo, que sea siempre santo tu nombre. Que tu reino venga pronto. Que se cumpla tu voluntad en la tierra. como se cumple en el cielo. Danos hoy el alimento que necesitamos, y perdónanos nuestros pecados, así como hemos perdonado a los que pecan contra nosotros. No permitas que cedamos ante la tentación, sino rescátanos del maligno» (Mateo 6:9-13).
Hoy vamos a hacer algo diferente:
Piensa con tu familia cómo pueden conversar más con Dios en el día a día.
Mi oración: Haz tu propia oración. Abre tu corazón y conversa con tu amigo Jesús.
Orar: Conversar con el Padre que está en el cielo: agradecer, pedir y así conocer cada día más a nuestro Creador.