Había un hombre bueno y justo llamado José, miembro del Consejo, que no había estado de acuerdo con la decisión ni con la conducta de ellos. Era natural de un pueblo de Judea, llamado Arimatea, y esperaba el reino de Dios.
Lucas 23:50, 51
El día de hoy conoceremos a José de Arimatea, un hombre cuya historia es un ejemplo de fe inquebrantable en medio de circunstancias difíciles. A pesar de las presiones y el miedo, José se mantuvo fiel a su fe y se acercó a Jesús en su momento más oscuro.
José de Arimatea era un miembro del consejo judío, pero también era un seguidor de Jesús que esperaba el reino de Dios. Cuando Jesús fue crucificado, José tomó una valiente decisión. Fue ante el gobernador Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Imagina la presión y el miedo que debió sentir al hacer esto, ya que muchos de sus colegas no eran seguidores de Jesús. Sin embargo, su fe lo impulsó a actuar.
José de Arimatea no solo pidió el cuerpo de Jesús, sino que también lo envolvió en una sábana limpia y lo colocó en un sepulcro nuevo. Este acto de amor y reverencia demuestra su profunda devoción por Jesús. A través de su valentía, José se convirtió en un testigo de la resurrección y cumplió su papel en la historia de la redención.
La historia de José de Arimatea es un recordatorio de que la fe puede ser una fuerza poderosa, incluso en situaciones difíciles. Los adolescentes a menudo enfrentan desafíos en la escuela, en casa y en sus relaciones. En esos momentos, es importante recordar que nuestra fe en Dios puede guiarnos y darnos fortaleza. Como José, no tengas miedo de ser diferente o de actuar según tus creencias. La valentía y el amor son poderosas herramientas para marcar la diferencia en el mundo y ser testigos de la obra de Dios.
José de Arimatea nos inspira a mantener nuestra fe inquebrantable, sin importar las dificultades que enfrentemos. Sigamos esperando el reino de Dios con valentía y amor, sabiendo que Dios está presente en nuestra vida y que nuestra fe puede ser un testimonio poderoso para los demás. Oremos para que Dios nos fortalezca en nuestra fe.
Oración: Querido Señor, ayúdame a actuar con valentía y amor, como lo hizo José, mientras espero tu reino.