Dios es nuestro refugio y nuestra fortaleza, nuestra segura ayuda en momentos de angustia.
Salmo 46:1
¿Cómo puedes aplicar la valentía y la fe en Dios en tu vida para superar los desafíos?
En una época distante, en tierras antiguas, vivía un joven llamado David. Este adolescente, pastor de ovejas, se destacaba por su valentía y su profunda confianza en Dios. Sus días transcurrían apaciblemente en los campos, donde cuidaba ovejas. Sin embargo, ni en sus sueños más remotos imaginó que un día enfrentaría un desafío que cambiaría el curso de su vida para siempre.
En aquel mismo tiempo, se libraba una feroz guerra en la tierra de Israel. Luchaban contra sus enemigos acérrimos, los filisteos. Uno de los filisteos, Goliat, era un gigante imponente y v temible que parecía invulnerable. Goliat desafiaba a los guerreros de Israel a un combate cuerpo a cuerpo, pero su fortaleza y tamaños imponentes paralizaban a los valientes. Nadie osaba enfrentarlo.
Hasta el rey de Israel, Saúl, temblaba ante este desafío. En esa circunstancia, David, el joven pastor, se ofreció como voluntario para enfrentar a Goliat. A pesar su juventud y aparente inexperiencia, David confiaba en que Dios sería 1 refugio y fortaleza en ese momento de inmenso desafío.
David se acercó al gigante Goliat con una simple honda y cinco piedras lisas tomadas del arroyo. Pero lo más impresionante que llevaba consigo no era su arma, sino su fe inquebrantable en Dios. Mientras Goliat se burlaba de él, David afirmó con valentía: «Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo a ti en el nombre del SEÑOR de los Ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel» (1 Samuel 17:45).
David lanzó una sola piedra con su honda y derribó al gigante Goliat. Cambió el curso de la batalla. Los filisteos huyeron, y los israelitas ganaron la victoria. Esta valiente hazaña de David demostró que cuando confiamos en Dios, él se convierte en nuestro refugio y fortaleza.
La historia de David y Goliat nos enseña que, sin importar cuán insuperables parezcan los desafíos que enfrentamos, podemos encontrar fortaleza y valentía en Dios. Como adolescentes, recordemos que Dios es nuestro refugio constante y está siempre dispuesto a ayudarnos en medio de nuestras adversidades.
Oración: Querido Dios, ayúdame a ser valiente como David y a confiar en que tú eres mi refugio y fortaleza en medio de cualquier desafío.