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Zifios

No te pido que los saques del mundo, sino que los protejas del mal. Juan 17:15.

Existen 21 especies aproximadamente de zifios (también llamados ballenatos). Muchos varían en tamaño y apariencia. Pero todos tienen algo en común. Su mandíbula inferior es más extensa que la superior y tiene de dos a cuatro dientes. La boca de los zifios es muy diferente de la de las ballenas barbadas (que no tienen dientes); estas tienen grandes placas fibrosas que sobresalen en sus bocas. Las ballenas dentadas, de las cuales apenas unas pocas son zifios, tienen gargantas tan enormes que una persona podría pasar por ellas. Las ballenas barbadas tienen gargantas muy pequeñas.

Algunas especies de zifios son tan raras que nadie realmente las ha visto en el agua. Sin embargo, se han encontrado cadáveres suyos en las playas. El zifio más grande es el de Baird. Alcanza una longitud de trece metros, excedida (entre las dentadas) solamente por los cachalotes. Existen ballenas más grandes, pero están en la categoría de las barbadas.

Quizá el más común de los zifios sea el de Cuvier. Son viajeros y recibieron el nombre de Cuvier en honor a un naturalista del siglo XIX. Es posible encontrarlos tanto en el hemisferio norte como en el sur y su población es abundante. Les gusta nadar en grupos de 30 o 40. Arrojan chorros durante unos diez minutos y luego se sumergen para permanecer bajo el agua al menos media hora. La mayoría de los zifios son grises, de un tono más suave en la parte inferior de su cuerpo y más oscuro en la superior.

Dios puso estas ballenas en el océano así como nos puso a nosotros en este mundo. No quiere que seamos parte del mundo pero sí que estemos en el mundo. Debemos ser diferentes, pero también trabajar con la gente del mundo para realizar la misión que hemos recibido: salvar a las almas perdidas que no conocen a Jesús. Pide hoy a Dios que te ayude a cumplir la oración de Jesús: estar en este mundo para ayudar a los que no lo conocen, sin ser; parte del mundo y su condición pecaminosa.

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