Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Salmo 8:3, 4.
La oración de David es una confesión de humildad y dignidad. A los pies de la Creación, el salmista se sorprende de que el Creador tenga memoria de la criatura. En contraste con la grandeza de la naturaleza, capta su propia insignificancia. Pero a su vez, esa misma humildad se convierte en dignidad cuando expresa que el hombre es obra de la mano divina. ¡Dios se ocupa de nosotros!
Tú y yo somos dignos delante de Dios porque somos obra de sus manos. Creados a su imagen, llevamos en nuestro corazón y cuerpo la huella del Eterno. En lo secreto de nuestro corazón, gemimos: “Señor, te extrañamos. Somos tus criaturas; y nuestro corazón jamás descansará hasta que descanse en ti. Solo tú nos das abrigo y paz”.
Dios nos visita en la oración. El Padrenuestro es la máxima expresión del retorno a Dios por el que clama nuestra alma. En esta oración, al dirigirse a su Padre, Jesús usa el término arameo Abba, una forma cercana e íntima (ver Mat. 6:9-13). Significa “papá”, o “papito”. La palabra “Padre” puede hasta inspirar cierto miedo. Pero Abba es un ser personal y cercano.
La oración nos conecta con nuestro Papá todopoderoso, cercano. Es tu castillo fuerte y tu refugio en tiempo de prueba. Puedes decir con el salmista: Jehova, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio” (Sal. 18:2).
La oración te conecta con quien te ama y guía: “El Señor dice: Yo te instruiré, yo te mostrare el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti” (Sal. 32:8, NVI).
Aunque tu no tengas noticia de el, o estés alejado de sus caminos, no dejará de buscarte, para guiarte. ¡Te ha guiado sin que los supieras! Mira hacia atrás, y verás que todos los puntos inconexos de tu vida se unen para conformar un cuadro con sentido.
¿Quién eres tú para que Dios te recuerde? Eres su hijo, comprado por sangre.
Oración: Señor, gracias porque eres mi refugio en la soledad del universo.
Lecturas Devocionales Para Adultos 2019
Las Oraciones más Poderosas de La Biblia – Ricardo Bentancur