«Que todos los que te busquen se llenen de alegría, que los que desean tu salvación digan siempre: ¡Dios es grande!»
(Salmo 70:4).
Las vasijas son vasos o recipientes de diferentes tamaños para guardar distintos tipos de alimentos, líquidos o sólidos, u otras cosas. Los cántaros son más grandes y servían para conservar y trasladar los líquidos. En la antigüedad, tanto en las vasijas como en los cántaros se guardaba aceite, vino y en algunos hasta se depositaban granos. Los cántaros estaban hechos de barro cocido y tenían una capacidad de entre 22 y 39 litros.
Las mujeres tenían que cargarlos desde el pozo de agua hasta sus hogares. ¡Era una tarea bastante pesada! Algunos de los pozos tenían una profundidad de 23 metros y las mujeres no solamente tenían que cargar los cántaros sino también extraer el agua con alguna soga. Así ocurrió con la mujer samaritana que, a plena luz y calor del mediodía, fue a buscar agua al pozo de Jacob y recibió la grata sorpresa de encontrarse con Jesús.
Ese día la samaritana no llevó agua a su casa, porque había encontrado la fuente de la felicidad eterna y ahora tenía que compartirla con los demás. ¡Estaba muy feliz! La Biblia dice: «Que todos los que te busquen se llenen de alegría, que los que desean tu salvación digan siempre: ¡Dios es grande!» (Salmo 70:4).
Desafío: Dibuja el pozo de agua en donde la samaritana habló con Jesús. Coloréalo únicamente con líneas de fibras o lápices.
Lee más en la Biblia, [Juan 4:1-41].