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Oración por un testigo – 2

Lecturas devocionales para Adultos 2019

Orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál de estos dos has escogido, para que tome la parte de este ministerio y apostolado, de que cayó Judas por transgresión.

Hechos 1:24, 25.

Tú y yo hemos sido llamados a ser testigos del Cristo vivo. Cada creyente es un testigo de un juicio universal, donde hay un condenado, un juez y un fiscal que acusa. El diablo «es el acusador de nuestros hermanos» (Apoc. 12:10). Jesús es el Cordero inocente, que dio su vida por nosotros. Pero su muerte hubiera sido vana sin la resurrección (1 Cor. 15:13).

La resurrección de Cristo es esencial a nuestra fe por tres razones: reafirma la divinidad de Cristo, nos garantiza la esperanza de nuestra propia resurrección y es un símbolo de la vida nueva en nuestros corazones. El mundo no creerá por lo que creemos sino por lo que vivimos.

La doctrina y la profecía están ancladas al hecho histórico de la resurrección de Cristo. Ellas son fundamentales para nuestro crecimiento espiritual porque expresan los principios y las verdades que guían nuestra vida práctica, y anuncian lo que esperamos. Pero la doctrina y la profecía no dan vida. Cristo es el que da vida. La fe no se sostiene por una doctrina razonable, sino por el corazón entregado a Dios.

Pareciera que las profecías nos cautivan más que el propio Cristo resucitado. La gente siempre estuvo preocupada por el Reino. Los discípulos se peleaban por un lugar en el Reino, y su preocupación fue siempre cuándo vendría el Reino. A Jesús lo seguían porque querían un Mesías que restaurara el Reino. Cuando un predicador de profecías estimula la ardiente expectación por el Reino, aun apelando al miedo y a otras emociones nada piadosas, la iglesia se llena. Pero el asunto importante no es cuando llega el Reino, sino el testimonio que estamos dando al mundo del Jesús resucitado. Algunos predicadores creen que no es necesario predicar el arrepentimiento y la fe […] y que deben presentarse cosas diferentes a fin de conservar su atención” (Ev 139). Una iglesia que predica profecías sin anunciar el poder del Cristo resucitado ha perdido el rumbo.

El mundo no creerá por lo que decimos creer, ni lo impresionaremos con nuestras interpretaciones de la Biblia. Creerá por lo que vivimos.

Oración: Señor, quiero ser testigo de tu poder en mi vida.