Cuenta una leyenda que un rey estaba cazando en un bosque, cuando de pronto se encontró un niño huérfano y aparentemente ciego que estaba viviendo casi como un animal, el rey sintió gran compasión al ver aquel niño, y ordeno que lo llevaran al palacio.
Aquel rey era un médico famoso, estudio la enfermedad de la vista del niño y noto que no era tan grave como se suponía y pudo devolverle la vista. A medida que el niño iba creciendo el rey se llego a encariñar y lo aprecio tanto que lo adopto como hijo. Teniendo al niño en el palacio a medida iba creciendo el rey le mostraba toda la magnificencia de la corte, y lo proclamó príncipe, ordenando a todos que le sirvieran.
El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos;
Lucas 4:18
Al igual que la historia de este niño muchos nos encontrábamos perdidos en un bosque lleno de incertidumbres, temores y sin una verdadera paz en nuestros corazones. Perdidos totalmente en una cegués espiritual donde no mirábamos rumbo a nuestras vidas.
Pero un día fuimos encontrados por el rey de esta tierra, nuestro Dios el cual con su amor infinito tuvo compación de nuestras vidas y nos abrio los ojos de la fe, y restauro totalmente la forma en que viviamos, dandonos vista esprirtual, llenando de una inmensa paz nuestros corazones.
Hoy es buen momento para que te acerques al dador de la vista, a Jesucristo y el pueda darte esa vista espiritual y que tu fe no vea limites.
Por Reflexiones Matutinas