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Las enfermedades y el cáncer

Matutinas para Jóvenes 2020

«Un corazón alegre es la mejor medicina; un ánimo triste deprime a todo el cuerpo»

(Proverbios 17:22).

Las enfermedades nunca anuncian cuándo van a golpear la vida de una persona. Es evidente que nadie las espera ni las desea. Se presentan de manera repentina y fulminante. Algo así le sucedió al rey Ezequías, uno de los grandes monarcas de la historia hebrea. Su liderazgo había logrado fortalecer en la población la fe en el Dios verdadero. Además, junto con sus súbditos, había logrado pasar la difícil prueba de soportar la amenaza del ejército asirio. Dios había hecho maravillas a lo largo de su vida. Pero ahora estaba enfermo.

Ante la gravedad de la enfermedad del rey, el profeta Isaías se presentó para informarle de que había llegado la hora de morir. Debía organizar su vida de la mejor manera para pasar al descanso. La noticia hizo que el soberano se derrumbara emocionalmente. No esperaba la muerte. Creía que todavía podría vivir un tiempo más en este mundo. Así que lloró amargamente ante el Padre celestial y le suplicó que restaurara su salud. El amoroso Dios se conmovió al ver al rey sumamente desconsolado; a través de Isaías le comunicó que le concedería quince años más de vida. como prueba, hizo que la sombra del sol retrocediera diez grados en el reloj. El rey estaba feliz.

No toda la gente reacciona de la mejor manera ante las bendiciones que Dios les concede en cuestiones de salud. A pesar de que la mano poderosa de Dios se manifiesta en sus vidas, la respuesta no siempre es la esperada. Parece que olvidan muy rápido las promesas que hicieron en el lecho del dolor. Y este fue el caso de Ezequías. La Biblia dice que, en cuanto se vio fuerte y sano, se llenó de orgullo.
Fue así como un día recibió a unos embajadores de Babilonia que deseaban conocer más detalladamente las razones por las que el rey había sido sanado. ¿Por qué la sombra del sol en el reloj había retrocedido diez grados? La respuesta esperada era que se trataba de una prueba del poder sanador del Dios de Israel.
Sin embargo, el rey les mostró sus tesoros de manera arrogante.

La manera como enfrentas las enfermedades revela lo que llevas dentro de ti. Lo más importante no es el cuerpo, sino el carácter. Todas las enfermedades son temporales. Un día desaparecerán. Lo único que va a quedar es el carácter.

En este día, suplica al Señor que te ayude a tener una actitud correcta ante sus bendiciones.