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«Las excusas son los clavos que se usan para construir una casa de fracasos» – Jim Rohn

Matutina de Adolescentes

«Yo le respondí: ‘¡Ah, Señor mi Dios! ¡Soy muy joven, y no sé hablar!’ Pero el Señor me dijo: ‘No digas: «Soy muy joven», porque vas a ir adondequiera que yo te envié, y vas a decir todo lo que yo te ordene’”

Jeremías. 1:6, 7

Lo complicado de meterse en problemas es que, a veces, solo tienes un O segundo para inventar una excusa. Bobby había arrojado un peluche al otro lado del aula, este dio contra una ventana y la rompió. Él creía que no era su culpa. Era culpa de la ventana. «La ventana era vieja y quebradiza», dijo.

Nadie aceptó su excusa, y tuvo que vaciar su alcancía para pagar el arreglo.

Quizá la mejor excusa que he escuchado de alguien en problemas con las autoridades salió de mi amigo Randy. Un oficial de la policía lo había detenido por andar por una ruta de Michigan a toda velocidad.

El oficial se acercó rápidamente a su ventanilla.

-¡Casi pierde el control del vehículo en aquella intersección! -vociferó, abriendo su libreta de multas.

Randy estaba en problemas, y lo sabía. Usó la primera excusa que se le ocurrió.

-Oficial, acabo de salir del lavadero de autos-comenzó. (Era cierto. El auto brillaba.)

Randy carraspeó un poco y continuo.

-Y, bueno, estaba secando mi auto para que no le queden marcas por el agua.

El oficial parpadeó. No convencido de la importancia de evitar marcas de agua en los autos, le labró una multa a Randy.

A veces, las excusas nos pueden sacar de un problema. Pero las excusas también pueden impedir que tengas éxito. Esas son las que utilizas para sentirte mejor cuando no estudias lo suficiente para un examen, o para no terminar esa tarea que te pidió mamá. Las excusas te impiden lograr tu máximo potencial.

La próxima vez que aceptes una responsabilidad, pasa por alto las excusas y apunta al éxito.