«El evangelio nos muestra de qué manera Dios nos hace justos: es por fe, de principio a fin. Así lo dicen las Escrituras: «El justo por la fe vivirá»».
Romanos 1:17
-Dios usó a Lutero -dijo la mamá-, cuyos discursos eran escuchados por muchas personas. Así, la gente era atraída por su mensaje, basado en la Biblia. Un famoso profesor llegó a decir de él que la doctrina nueva que predicaba transformaría a la iglesia, que nadie podría refutarla, ya que se basaba en la Palabra de Dios, y aunque fuera atacado con argumentos filosóficos, la verdad no se podía destruir.
Lutero hizo un viaje a Roma. Ir a ese lugar que se consideraba sagrado fue un privilegio para él, pero al llegar allí se dio cuenta de que no era como se lo había imaginado. Quedó asombrado por tanta corrupción. Un día, subiendo de rodillas unas escalinatas donde se aseguraba que todos sus pecados serían perdonados, se acordó del texto que había leído en la Biblia: «El justo por la fe vivirá».
Se levantó inmediatamente y de ahí en adelante ya no creyó en penitencias, ni en hacer obras para ganarse la salvación. Jesús ya había realizado el sacrificio y debía confiar que por su gracia era salvo.
-¿Así que debían subir la escalinata de rodillas para el perdón de los pecados? -preguntó Susana.
-Sí, eso era lo que se enseñaba entonces -respondió la mamá-.
Le llevó tiempo seguir estudiando la Biblia hasta que un día se atrevió a colgar en la puerta de la iglesia de Wittenberg Las 95 tesis, que hablaban sobre la verdadera salvación en Jesús.
-Qué valiente! —comentó Mateo.
-Sí, Lutero fue muy valiente, porque lo que él escribió era contrario a las creencias populares de su tiempo. Nosotros debemos también ser valientes para mantenernos de parte de la verdad, que es la Palabra de Dios -concluyó la mamá.
Tu oración: ________________________________________________________________________________________________________
¿Sabías qué?
Lutero escribió sus 95 tesis en latín y luego fueron traducidas a otros idiomas.