«No te desvíes ni a diestra ni a siniestra; apártate de la maldad»
Proverbios. 4:27
Cuando Annie escuchó a su mamá gritar desde el otro lado de la casa, la adolescente oriunda de Colorado pensó que su mamá estaba en problemas. Entonces, la escuchó decir:
-Annie, hay un oso en tu auto!
Annie acababa de comprar el brillante Subaru plateado como medio para llegar a su trabajo. Salió al frente y, efectivamente, había un oso encerrado en su auto. El oso había rasguñado todo el tapizado del techo y lo estaba arrojando para todos lados. «Entonces, pensé: hoy no voy a ir a trabajar», les contó Annie a los periodistas.
Llegó la policía para ayudar. Trataron de abrir las puertas con el control remoto del auto, pero no funcionaba. Así que uno abrió cuidadosamente la puerta delantera con la llave y se hizo a un lado cuando el oso pardo se alejó a toda velocidad en dirección a los bosques.
Annie miró el auto. El volante tenía marcas de dientes. Un vecino dijo que parecía que había explotado una granada de mano adentro del vehículo.
Nadie sabe cómo la criatura del bosque entró en el auto, o cómo logró cerrar y trabar la puerta. Sin embargo, tanto los animales como las personas estarían de acuerdo en que un Subaru no es lugar para un oso.
Probablemente hay lugares en los que no encajas. ¿Sabes a qué me refiero? Estoy pensando en aquellos sitios donde, a menudo, otros chicos se meten en problemas: esos lugares sombríos donde comienzan las peleas, las cosas se rompen, o las drogas pasan de mano en mano.
La libertad está en permitir que Dios te aleje de las trampas, y que te acerque a los planes que tiene para ti.