Según investigaciones recientes llevadas a cabo en la Universidad de California, en los Estados Unidos, por parte de Rene Dickerhoof y Sonja Lyubomirsky, las personas que expresan su agradecimiento en forma constante son significativamente más felices, están más satisfechas y tienen una actitud más positiva ante la vida que aquellas que no tienen por costumbre ser agradecidas y demostrarlo verbalmente.
Ya ves, los expertos en psicología positiva afirman rotundamente que agradecer tiene el poder de aumentar nuestra sensación de felicidad y bienestar personal, y de fortalecer nuestras relaciones con otras personas. Dos beneficios no pequeños, ¿verdad?
Otro estudio conducido en el año 2003 por Robert A. Emmons, de la Universidad de California, y Michael E. McCullough, de la Universidad de Miami, llegó a la conclusión de que escribir cada día cinco cosas por las que estamos agradecidos puede incrementar hasta en un 25% el nivel de felicidad de las personas. Un porcentaje nada pequeño, ¿verdad?
Algo tan sencillo como escribir, tal vez en un diario de gratitud, situaciones que te hayan ocurrido durante el día pero exaltando lo positivo y dando gracias por ellas ayudará a tu mente a sentirse más plena. Creo que vale la pena intentarlo, ¿no te parece?
Agradecer por la lluvia, por el sol o el viento, por la comida que hay a tu mesa, por tu familia o incluso por cómo las pruebas del día te han hecho crecer y mejorar es un ejercicio que arroja beneficios extraordinarios. Y en los tiempos que corren, en que abundan la depresión, la ansiedad y la tristeza, bien merece la pena invertir para no caer en ellas.
No es fácil definir qué es exactamente la gratitud. ¿Una emoción? ¿Una virtud? ¿Un valor? ¿Una actitud? ¿Un rasgo de la personalidad? Lo que sí está claro es que se puede trabajar, y este es el punto en el que merece la pena hacer hincapié. Se puede y se debe convertir la gratitud en un hábito de vida, sabiendo que reportará beneficios.
Se trata de enseñar a la mente a centrarse en lo bueno que viene a nuestro camino, siendo conscientes de que viene de Dios y agradeciéndolo interiormente y exteriormente. Se trata de que, en todo lo que hagamos, de palabra o de obra, aprendamos a dar gracias a Dios (ver Col. 3:17, NVI).
«Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús»
1 Tesalonicenses. 5:16-18, NVI