«Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor, lo confirmo».
Jeremías 29:11
—Mientras que el profeta Isaías era de la familia real -inició la historia la mamá-, el profeta Jeremías era de una familia sacerdotal, y es el libro que sigue al de Isaías. El autor es el propio profeta, Jeremías, aunque otra persona añadió el capítulo 52.
El libro narra los mensajes de Jeremías al pueblo de Judá, en que los avisa de la destrucción que sufrirán a manos de los babilonios y que por tanto era mejor que se entregaran. Solamente estarían cautivos setenta años y después regresarían nuevamente a su tierra.
Algunos capítulos cuentan parte de la historia de Jeremías y lo que sufrió a causa de sus mensajes, al tiempo que otros capítulos son profecías para otras naciones. Mientras a Isaías le tocó vivir la caída del reino de Israel, a Jeremías le tocó ver la caída de Judá y Jerusalén. Dios lo había escogido porque desde su niñez había demostrado fidelidad y estaba capacitado para soportar duras pruebas. Durante cuarenta años se escuchó su voz animando al pueblo a ser fiel a Dios.
-¡Qué interesante cómo Dios escoge a las personas para que sean sus siervos! -comentó Susana.
-Sí, pero Jeremías sufrió mucho —añadió Mateo.
-Dios conocía bien a Jeremías y sabía que sería un profeta fiel, a pesar de la oposición del pueblo, del rey y de los príncipes a sus mensajes. Dios también te conoce a ti, y desea que seas fiel desde ahora —terminó la mamá.
Tu oración:
________________________________________________________________________________________________________________
¿Sabías qué?
A Jeremías le tocó vivir en la época de los reyes Josías, Joacaz, Joacin, Joaquín y Sedequías.