«Fíjate en la gente que habla a la ligera: ¡más se espera del necio que de esa gente!»
Proverbios 29:20
Victor Hugo (1802-1885), el admirable literato francés, se refirió a la naturaleza de la gente chismosa en su obra Los miserables: «Existen seres que por saber el secreto de tales enigmas, que le son por lo demás perfectamente indiferentes, gastan más dinero, desperdician más tiempo, y se toman más trabajo, del que costaría ejecutar diez buenas acciones; y todo ello lo hacen gratuitamente, por placer, sin que su curiosidad reciba más paga que la curiosidad».
Así es. El chismoso se entromete en asuntos que le resultan indiferentes y no le importa invertir tiempo, dinero y esfuerzo con tal de satisfacer su curiosidad enfermiza. Vive para hurgar en las vidas ajenas, siempre pendiente de descubrir nuevos episodios dignos de comentarlos con sus adeptos.
Al respecto, Victor Hugo agrega: «Ciertas personas son malas únicamente por necesidad de hablar. Su palabra, conversación en la sala, habladuría en la antecámara, es como esas chimeneas que consumen pronto la leña: necesitan mucho combustible, y el combustible es el prójimo».
Las opiniones irresponsables y los juicios apresurados pueden afectar seriamente la vida de los demás. Lo grave es que hay personas que parecen tener la necesidad de cotillear y alimentar su mente de todo tipo de murmuraciones, enredos y calumnias.
En realidad, preparan un caldo de cultivo que traerá terribles consecuencias tanto a ellos como a quienes los rodean. Pero no es necesario que seas tú el chismoso, basta con estar junto a un bocazas para ganarte un problema gratuitamente.
Elena de White dice sobre el uso de la lengua: «¡Cuan cuidadosos debiéramos ser, para que nuestras palabras y actos estén en armonía con las sagradas verdades que Dios nos ha encomendado! […] Cuando se asocien entre sí, pongan guardia a sus palabras.
Que su conversación sea de tal naturaleza, que no tengan necesidad de arrepentirse de ella […] Si se pronuncia una palabra perjudicial para el carácter de un amigo o hermano, no estimule nunca este perverso modo de hablar; porque ésta es la obra de conversación» (la voz: su educación y uso correcto, p. 138).
No toleres escuchar chismes ni consientas oír murmuraciones, calumnias y habladurías que destruyan a los demás. El chisme resulta inoperante cuando nadie le presta atención.
Este día pide al Señor que te ayude a ser una persona prudente al hablar y una buena influencia para quienes te rodean.