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En el campo de Dura

Matutinas para Menores 2020

«¡Alabado sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-negó!, que envió a su ángel para salvar a sus siervos fieles, que no cumplieron la orden del rey».

Daniel 3:28

-Hoy continuaremos estudiando el libro de Daniel, pero lo haremos a través de Sadrac, uno de los amigos de Daniel -explicó el papá.

«A mis amigos Mesac y Abed-negó y a mí nos tocó vivir una experiencia muy difícil. El rey Nabucodonosor había mandado hacer una estatua de oro para representar a su reino, pero no la mandó hacer como le había dicho Daniel. Solamente la cabeza debía ser de oro, pero el rey quiso hacer toda la estatua de oro porque quería dar a entender que su reino no tendría fin. Eso era contrario a lo que Dios había dicho.

»Nabucodonosor congregó en el campo de Dura a todas las personas importantes del reino y allí delante de la estatua pidió que en el momento señalado nos postráramos a adorarla. Todos siguieron la orden dada por el rey, con excepción de Mesac, Abed-negó y yo.

Pronto fueron a comunicarle al rey nuestra desobediencia. Muy enojado, el rey nos mandó llamar y nos dio la orden de adorar su imagen. Nosotros respondimos que no lo haríamos porque solamente adorábamos a Dios y si él quería nos podría librar del castigo. El rey se enojó más y ordenó que calentaran un horno, al cual fuimos arrojados.

»Tristemente, los soldados que nos arrojaron al horno murieron, pues no pudieron soportar el calor del fuego. Sin embargo, nosotros no sentimos nada. Poco después, se desataron las correas con que nos habían amarrado. El rey se asustó porque vio a cuatro personas, en vez de tres, y el cuarto era semejante al Hijo de los dioses.

Nos ordenó que saliéramos, y se dio cuenta de que no nos había pasado nada; ni siquiera teníamos olor a quemado. El rey reconoció a nuestro Dios como el Dios verdadero. Te animo a ser fiel a Dios sin temor».

Tu oración:

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¿Sabías qué?

El horno fue calentado siete veces más de lo habitual; por eso murieron los soldados al echar a los jóvenes hebreos.