«La explicación de tus palabras ilumina, instruye a la gente sencilla».
Salmo 119:130
-Hoy vamos a hablar de William Miller -inició la mamá-, porque fue un estudioso de las profecías de Daniel. Miller era agricultor y miembro de la Iglesia Bautista. Su madre amaba a Dios, pero cuando él fue grande, se apartó del camino pues dejó de creer que la Biblia era la verdad. Al llegar a la edad de treinta y cuatro años, el Espíritu Santo lo llevó a estudiar las Sagradas Escrituras, pues deseaba de todo corazón conocer la verdad.
Se cree que no recibió instrucción de nadie, por eso se le consideraba una persona sabia, con una inteligencia poco común. Aunque no había tenido educación formal, tuvo el hábito de la lectura, lo cual le ayudó mucho. De él se podían decir muchas cosas hermosas, pues su buena reputación era conocida por todos.
Fue un hombre muy trabajador, llegó a tener bastante dinero. Además desempeñó varios cargos públicos y militares. Su vida parecía todo un éxito y la tranquilidad acompañaba su hogar. Cuando se puso a estudiar la Biblia descubrió el mensaje de esperanza de un Salvador; fuera de ella no había nada seguro. Fue en ese tiempo cuando reconoció que las Sagradas Escrituras eran la Palabra de Dios.
Llegó a estudiarla con tanto empeño que ya no le interesó la lectura de otros libros diferentes a la Biblia. Al dedicar tanto tiempo a ella, llamaron su atención las profecías de Daniel y del Apocalipsis.
El señor Miller oraba para que Dios le ayudara a entenderlas y se dio cuenta de que no eran tan difíciles como parecían. Cuando estudiamos la Biblia también debemos hacerlo con oración.
Tu oración:
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¿Sabías qué?
En la época de William Miller se empezó a predicar en varios países la segunda venida de Cristo.