«Todo lo puedo en Cristo que me fortalece»
Filipenses. 4:13
Cuando Lilian Bland vio la postal de su tío Roberto, se asombró. Era una imagen del avión de Louis Bleriot, el primero en cruzar el Canal de la Mancha. Parecía muy emocionante. Le escribió al señor Bleriot y le pidió si, por favor, podía ser una pasajera en su siguiente vuelo. Él la rechazó rotundamente.
Así que ella decidió construir su propio avión. ¿Cuán difícil podía ser? Estudió la aeronave de los hermanos Wright y la siguió como un patrón para hacer un planeador de madera y tela. Llevó su planeador hasta una colina cerca de su hogar en Irlanda del Norte, y les rogó a algunos oficiales de policía locales y al ayudante de jardinería de su padre que la ayudaran a probar el poder de elevación del diseño. Mientras ellos sostenían las alas, una ráfaga de viento los levantó a todos por el aire. Lilian se dio cuenta de que su avión era un éxito.
Después le agregó un motor. El motor de gasolina de dos cilindros casi sacudió la aeronave hasta quebrarla, así que Lilian se puso a trabajar en hacer un biplano más fuerte. Lo llamó Mayfly.
Luego de esperar cinco semanas por un buen clima, Lilian despegó en el Mayfly, y se elevó nueve metros en el aire. Lo hizo sin tomar una sola clase de vuelo. Nunca había conducido un auto. Lilian se convirtió en la primera mujer en pilotear un avión en Irlanda, y la primera mujer en el mundo en construir y pilotear su propio avión.
Muchos en su pueblo consideraban poco femenino el interés en los aviones, pero eso no le impidió llevar una vida de aventuras. También sorprendió a la gente cuando llegó a ser escritora deportiva y fotoperiodista. Con toda seguridad, sorprendió a varios más cuando comenzó a conducir un auto, y luego abrió una concesionaria de Ford en Belfast.
Lilian no permitió que las bajas expectativas de la gente que la rodeaba la mantuvieran atada al suelo. Quizás hayan sacudido la cabeza ante la idea de que ella construyera un avión, pero tuvieron que levantar la cabeza asombrados para verla pasar volando.