«Sucedió que cuando Juan los estaba bautizando a todos, también Jesús fue bautizado; y mientras oraba, el cielo se abrió».
Lucas 3:21
-Hoy hablaremos del bautismo de Jesús, imaginando que Juan el Bautista nos lo cuenta -dijo el papá.
«Hola, soy Juan el Bautista. La gente me puso ese sobrenombre porque yo bautizaba en el Jordán a quienes se arrepentían de sus pecados. Desde pequeño, mis padres me enseñaron mi misión en este mundo.
Dios me ayudó a prepararme y cuando el Espíritu Santo me dio la orden de empezar a predicar para preparar el camino para el Mesías, salí del desierto donde vivía en comunión con Dios. Claro que, antes de eso, de vez en cuando, salía de allí para mezclarme con el pueblo para conocerlo mejor.
»El mensaje de arrepentimiento que prediqué hizo despertar a la gente. Venían a mí para escuchar; algunos creían, otros no. Unos me pedían que los bautizara. Recuerdo un día muy especial en el que vi venir a un joven. Era diferente a todos los que habían venido, se sentía la santidad del Cielo en su presencia. Se dirigió a mí y me pidió ser bautizado. ¡Era el Mesías!, el Cordero de Dios que iba a quitar los pecados del mundo.
»De inmediato me negué a bautizarlo, realmente yo era quien debía ser bautizado por él. Pero él me dijo que debía cumplirse todo conforme estaba escrito. Cuando lo bauticé, el cielo se abrió y la voz de Dios se escuchó: “Este es mi Hijo amado”. No todos escucharon la voz, pero se dieron cuenta de que algo sobrenatural había pasado.
Su rostro estaba iluminado por la gloria de Dios. El Espíritu Santo, en forma de paloma, se posó sobre él. ¡Qué privilegiado fui al bautizar al Hijo de Dios! El Cordero de Dios había iniciado su misión. Y aunque el bautismo es para el perdón de los pecados y él no tenía pecados, quiso ser nuestro ejemplo en todo».
Mi oración: Querido Dios, ayúdame a ser como Juan el Bautista y cumplir con gusto mi misión en este mundo.
¿Sabías qué?
Juan el Bautista se asemejaba al profeta Elías por sus modales e indumentaria.