«Pilato les preguntó: “¿Y qué voy a hacer con Jesús, el que llaman el Mesías?». Todos contestaron: «¡Crucifícalo!»».
Mateo 27:22
-Jesús dio suficientes evidencias de que no era un hombre de este mundo -inició el tema de ese día la mamá-. Incluso los soldados y los gobernantes se dieron cuenta de que estaba delante de ellos una persona fuera de lo común.
Su porte, aunque humilde, reflejaba la paz del cielo. Cuando fue llevado ante Pilato, este recordó que su esposa le había dicho que Jesús curaba enfermos, sanaba leprosos y trató de no juzgarlo, y lo envió a Herodes cuando supo que era galileo.
Herodes se sintió contento de poder tener a Jesús delante de él esperando que realizara un milagro, pero no se le dio ese privilegio; así que no atreviéndose a sentenciarlo, se lo regresó a Pilato, quien lo recibió molesto pues se había dado cuenta desde el principio de que los dirigentes judíos querían deshacerse de Jesús.
Al verlo tan tranquilo y sin querer defenderse, se incomodaba más. Pilato recibió un mensaje de su esposa, y tembló al leer que no tuviera nada que ver con ese justo porque había sufrido mucho por él en sus sueños.
-Dios les mandó mucha luz para que no condenaran a Jesús —comentó Susana.
-Así es -aseguró la mamá—. Como en esos días soltaban a un preso, Pilato pidió a la gente que escogieran entre soltar a Jesús o a un preso que se llamaba Barrabás. Únicamente con verlos era evidente la diferencia que había entre los dos hombres. Pilato creyó que escogerían soltar a Jesús, pero no fue así, escogieron a Barrabás. Jesús fue sentenciado. Qué pena por Pilato, temió perder su puesto si soltaba a Jesús. Él rechazó la luz. Dios nos ayude para que nada impida que Jesús dirija siempre nuestra vida.
Tu oración: Querido Jesús, que las cosas de este mundo no ocupen el lugar en mi corazón que solamente tú debes tener.
¿Sabías qué?
La esposa de Pilato soñó que Jesús sufría el castigo de la cruz, pero también lo vio coronado en gloria y a los impíos huyendo de él.