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Pon tu vida en las manos de Dios

Matutinas para Jóvenes 2020

«Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán»

Proverbios 16:3

Magdalena (Sonora, México) es un lugar muy especial para mí. Allí se localiza el campamento adventista que ha servido durante muchos años a la juventud cristiana del noroeste del país. Chicos y grandes cooperamos para adquirir esos terrenos. Allí, durante un campamento de jóvenes, el director del Departamento de Jóvenes de la Unión Mexicana del Norte hizo un llamamiento para todos los muchachos que deseaban convertirse en ministros de Dios.

En ese momento, una fuerte emoción invadió mi cuerpo. Mi corazón comenzó a latir con más fuerza. Luego, varios jóvenes nos pusimos de pie y pasamos al frente. Ese día se quedaría marcado en mi vida. ¿Cómo lograría ir al seminario adventista para llegar a ser pastor? No lo sabía.

Lo único cierto en ese momento era que Dios me estaba llamando y yo había aceptado su invitación. Posteriormente, el Señor fue abriendo oportunidades para conducir mi vida. Hasta hoy lo sigue haciendo.

Hace algunos años tuve la oportunidad de regresar a Magdalena para participar en algunos eventos de la Asociación de Sonora. Allí estaba el mismo auditorio donde yo me había comprometido con Dios a los dieciséis años de edad.

Allí estaba el desierto, los saguaros, el cielo azul intenso, el sol ardiente, imágenes que me recordaban los inicios de mi romance con el Padre celestial y la bendita pasión que empezaba a invadir mi vida. Esa visita me permitió recordar mis orígenes, de dónde había salido y cómo se había iniciado mi caminar con Jesucristo. ¡El Señor no había faltado a sus promesas!

Es fácil olvidar la forma en la que Dios ha actuado en tu vida, en particular cuando estás rodeado de presiones y malos momentos. Por eso es importante recordar los orígenes de las decisiones relevantes de la vida, especialmente las que tienen que ver con tu relación con Dios.

Eso te ayuda a no perder el rumbo y el objetivo que un día te llevó a darlo todo por Jesucristo. El rey David acostumbraba recordar las maravillas que el Señor había obrado en su existencia: «¡Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguna de sus bendiciones! El Señor perdona todas tus maldades, y sana todas tus dolencias.

El Señor te rescata de la muerte, y te colma de favores y de su misericordia. El Señor te sacia con los mejores alimentos para que renueves tus fuerzas, como el águila» (Salmo 103:2-5).

Hoy te invito a poner tu vida en las manos de Dios. Él tiene planes para ti.